l jamaicano Usain Bolt, que había perdido su aura de invencible en los dos últimos años, recuperó en Londres 2012 su potencia de fuego para convertirse en una leyenda del atletismo
al ganar su segundo título olímpico consecutivo en 100 metros con la
segunda mejor marca de la historia (9.63), a sólo cinco centésimas de su
récord mundial.
Su compatriota Yohan Blake, campeón
del mundo, fue relegado al segundo puesto pese a correr más rápido que
nunca (9.75), y Justin Gatlin, igualmente con récord personal (9.79),
salvó el honor estadounidense al subir al podio junto a los jamaicanos.
“No hice la mejor salida de mi carrera.
Mi entrenador me había dicho antes de la carrera que no me preocupara
de la salida ya que donde soy el mejor es en la parte final”, declaró
Bolt.
“La gente puede decir lo que quiera. Cuando llegan las grandes citas, siempre respondo presente”, añadió.
Desde los tiempos del estadounidense Carl Lewis, campeón en Los
Ángeles’84 y luego en Seúl’88 (por descalificación de Ben Johnson),
ningún velocista había repetido título en la prueba reina de la
velocidad.
La final más esperada de los Juegos, que coronaba al ser humano más
rápido del planeta, reunía todos los ingredientes para ser considerada
la mejor de todos los tiempos.
En las gradas, 80.000 espectadores sobrecogidos por el silencio que
precede al disparo. Alineados en los tacos de salida, en el arranque de
la pista, los cuatro atletas más veloces de la historia: Bolt (9.58),
Gay (9.69), Powell (9.72) y Blake (9.75)
Las semifinales habían metido en la pelea a Justin Gatlin, campeón
olímpico en 2004, que acreditó un registro asombroso para una penúltima
ronda (9.82)..
En la formación de salida Gay partía en la calle cuatro. A su
derecha, por este orden, Blake, Gatlin y Bolt, éste último desplazado al
séptimo carril.
La carrera quedó sentenciada en la estampida. Bolt, que había sufrido
mucho en sus últimas carreras por su lenta puesta en acción, salió
incluso más rápido que Blake (165 milésimas, por 169), y a partir de ahí
sus largas y poderosas piernas hicieron el resto. A mitad de carrera
estaba delante de todos y pudo relajarse al final.
Con un físico más propicio para el 200 por su elevada estatura
(1,95), Bolt ha despejado las dudas a acerca de su estado físico que
habían suscitado hace un mes sus dos derrotas ante Blake en lo
campeonatos jamaicanos.
La trayectoria impecable de Usain Bolt, que en los últimos cuatro
años había repetido obsesivamente su propósito de convertirse en una
leyenda, comenzó a torcerse en 2010 cuando sufrió, ante Tyson Gay, su
primera derrota en dos años y, acosado por molestias físicas hubo de
cancelar su gira europea.
En 2011 protagonizó el gran fiasco de los Mundiales de Daegu. Un
movimiento imperceptible de Johan Blake en los tacos precipitó su salida
en falso y su consiguiente descalificación, que aprovechó su compañero
de entrenamientos para hacerse con el título.
Este año Blake le había vencido dos veces en las pruebas de selección
jamaicanas. En 100, con su mejor marca de siempre (9.75), y también en
200. Un golpe directo a su entereza, una de sus principales virtudes.
Pero “El Relámpago” ha fulminado a “la Bestia” en el momento preciso.
Ahora le queda revalidar su corona de 200 para asegurarse, todavía más,
un lugar en la historia del deporte mundial.
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